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La forma en que cuidamos nuestro cuerpo, afecta nuestra salud espiritual y nuestra capacidad para recibir la dirección de Dios en nuestra vida. En 1 de Corintios 6:20 dice; “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuáles son de Dios”. El Señor nos necesita saludables, fuertes y con mucha energía, para así poder hacer el trabajo que nos encomendó hacer en esta tierra por muchos años. Por años que tienen que estar llenos de muchísima salud y bienestar. Su palabra lo dice; que somos templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19), es decir Èl vive y mora dentro de nuestro cuerpo y si Èl vive y mora, tenemos que ser aún más conscientes del cuidado que le damos al cuerpo y nuestra mente. Èl le dio vida, lo formó, lo creo, le dio sopló de aliento y lo lleno de salud para que lo representáramos a Èl en esta tierra como su creación divina. Somos hechura de ÈL.
La forma en que cuidamos nuestro cuerpo, afecta nuestra salud espiritual y nuestra capacidad para recibir la dirección de Dios en nuestra vida.
La clave para llevar una vida extraordinariamente saludable está primeramente en leer, obedecer y practicar su palabra. No seamos solo oidores. Santiago 1:22 dice: “No se contenten con solo escuchar la palabra, pues así se engañan a ustedes mismos, llévenla a la práctica”. Cuidemos lo que ingerimos o comemos. Consumamos alimento que nos nutra. Mateo 4:4, “No solo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Mantengámonos hidratados, tomemos de su agua de vida eterna. Juan 4:14, “Pero el que bebe del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna”.
Practiquemos el ejercicio de la piedad. Ayudemos al prójimo. 1 Timoteo 4:8, “Porque el ejercicio corporal para pocos es provechoso más la piedad para todo aprovecha”. Descansemos en Dios. No nos afanemos. Mateo 11:28, “Vengan a mi todos ustedes que están cargados y agobiados, y Yo les daré descanso”.
Haz esta oración por último y que Dios te llene de su poder para así ser una Mujer de Dios extraordinariamente saludable. “Señor quiero llevar una vida saludable en ti para tu gloria y tu honra. No quiero ser solo oidora de tú palabra quiero ser practicante de ella, te pido me alimentes de tu palabra cada día, que sea yo una fuente de agua de vida eterna para muchos, que mi ejercitar esté en el servicio a ti y el necesitado y por último pueda yo aprender a descansar y llevar a muchos a descansar a tus pies. En el Nombre de Jesús. Amén”. 🙏🏻
Marvellys Almenar
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