
Todo Comienza Por Los Niños
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David fue un hombre que no fue exento a tener problemas con sus hijos. La Biblia relata situaciones realmente dolorosas y fuertes con los hijos de David. Cuando uno de sus hijos violó a su hermanastra, y después la aborreció. Entonces el otro hijo, viendo que su padre no hacía justicia con su hermana, se sintió que tenía que tomar la justicia en sus manos y mató a su hermano violador. Después se levantó contra de su padre, solamente para encontrar la muerte. No me imagino por un minuto como estaría de cargado el corazón de David como padre con todas estas situaciones, no sabiendo que hacer. Pero también vemos que en medio de todo esto, David se volvía a Dios y confiaba en Él. Incluso, lo leemos en los Salmos, cuando David estaba deprimido, desanimado, o triste, leemos que el alzaba sus ojos a Dios y le daba alabanza. Esta confianza en Dios y la continua búsqueda de su relación con Él a pesar de todas las situaciones que el pasaba, es parte de lo que hace que David sea un hombre conforme al corazón de Dios.
Con su hijo Salomón vemos como hasta su último aliento lo aconsejó para que Salomón no se apartara de Dios. Cuando leemos 1 Reyes 2:2-4 nos podemos dar cuenta de estos hechos:
“Yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate y sé hombre. Guarda los preceptos de Jehová, tu Dios, andando en sus caminos y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas; para que confirme Jehová la promesa que me hizo diciendo: “Si tus hijos guardan mi camino andando delante de mí con verdad, de todo su corazón y de toda su alma, jamás te faltará un descendiente en el trono de Israel.”
David no le aconsejó a Salomón que se ocupara de agrandar su ejército, o que extendiera su territorio, o que asegurara su reino matando a sus enemigos. Mas bien David se enfocó en lo que el sabía que sería importante para la vida de Salomón y para su reinado, y esta sería la relación que Salomón tendría con Dios; la popularidad, las riquezas, y el poder vendría de añadidura.
Como padres podemos aprender de David a que no podemos ser padres en presencia nada más o en título. Si queremos que nuestros hijos sean exitosos en todas las áreas de sus vidas, entonces tenemos que ser padres participantes desde que nuestros hijos son pequeños. Seamos padres que disciplinan a sus hijos cuando estos pequen. Seamos guía para que ellos puedan encontrar su propio rumbo. Perdonémosles cuando tropiecen y caen. Y así como David aconsejemos hasta nuestro último aliento a que nuestros hijos cultiven su relación con Dios.
…tenemos que ser padres participantes desde que nuestros hijos son pequeños.
Al final, Dios prometió a David un descendiente que reinaría en el trono para siempre. Y este es nuestro amado Jesús, el Mesías.
Ana Agila
Ana Agila, Presidenta de Personal Tax Express, LLC, madre, hija, tia, hermana, amiga, y frecuente colaboradora del blog de la iglesia.
Ana Agila June 11, 2019
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