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Jocabed era la madre de Moisés. Ella vivía en un mundo problemático y cruel. Los hebreos eran esclavos de los egipcios, y los egipcios odiaban a los hebreos. En ese tiempo, el Faraón decretó matar a los recién nacidos varones hebreos, en temor a que los hebreos se multipliquen y se levanten en contra los egipcios. Pero Jocabed se negó aceptar lo que el mundo había decretado para la vida de hijo. Ella se negó a darse por vencida. La vida de su hijo, Moisés, dependía de ella. Ella puso su fe a prueba y escondió a su hijo por tres meses después de haberlo dado a luz. Después de tres meses, al ver que ya no podía esconder el niño, Jocabed probó su fe de nuevo. Ella elaboró un plan para salvar la vida de su hijo. Ella preparó una canasta, puso a su hijo en la canasta y luego puso la canasta en el rio Nilo. El mismo rio donde los egipcios mataban a los bebes hebreos. Jocabed no tenía la seguridad de que esto iba a dar resultado. Ella no sabía si su hijo perecería la misma suerte que los demás bebes hebreos, pero lo que ella si sabía y tenía era una absoluta confianza en que Dios no la iba a desamparar ni a ella ni a su hijo.
Cuantas de nosotras no hemos estado en situaciones similares a la de Jocabed. Tal vez estas en una situación donde parece que ya no hay solución, y lo único que queda es aceptar lo que el mundo a decretado para tu vida. Si leíste el párrafo anterior entonces te puedes dar cuenta por el ejemplo de Jocabed ni podemos darnos por vencidas ni podemos aceptar lo que el mundo a decretado sobre tu vida. Si piensas que estas en un pozo sin salida, ¡no te des por vencida! si piensas, que ya es hora de tirar la toalla, ¡no te des por vencida! Tal vez tu pienses, “como puedo seguir adelante si yo no tengo la fe de Jocabed”. ¡Pues sí que lo puedes! ¡Claro que sí! Tu, yo, y Jocabed tenemos algo en común, servimos a Dios de Isaac, Abraham, y Jacob, al creador de cielo y de la tierra. Y El es el mismo Dios de ayer, hoy, y siempre. Lo único que tienes que hacer es que tu des tu primer paso y entregues tus cargas a Dios, y después como decimos en mi país, “manos a la obra”. Ejecuta un plan de liberación. Dios te hizo libre, libre para reír, libre para cantar, libre para vivir.
Si piensas que estas en un pozo sin salida, ¡no te des por vencida! si piensas, que ya es hora de tirar la toalla, ¡no te des por vencida!
Si Jocabed pudo alcanzar tantos logros en el mundo donde vivía, siendo esclava, entonces cuanto mas nosotras podemos aprender de su ejemplo, quitar nuestra tristeza, y creer que Dios tiene la última palabra, y si no ha dicho la ultima palabra es por que no es el final.
Al final, Jocabed salvó a su hijo y tuvo el gozo de ser la madre del hombre que Dios usó para sacar al pueblo judío de la esclavitud.
Ana Agila
Ana Agila, Presidenta de Personal Tax Express, LLC, madre, hija, tia, hermana, amiga, y frecuente colaboradora del blog de la iglesia.
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