¿Cuántas veces has dicho o pensado en estas dos palabras a través de tu vida? Muchas veces las decimos o pensamos tan frecuentemente que ya ha perdido su significado. En el mes de febrero celebramos el amor y la amistad, y probablemente ya le has dicho a tu pareja, “te amo”, pero te has preguntado por un momento si tus acciones realmente apoyaron esta frase. Lavaste los platos cuando los vistes sucios, o te levantaste un poco más temprano y le hiciste el desayuno a tu esposo, o le ayudaste a tu esposa con los niños cuando pudiste, o arreglaste aquello que tu esposa te lo ha pedido por meses.
O tal vez decimos, “amo mi trabajo”, pero en las mañanas te cuesta levantarte temprano, y por lo general llegas tarde, y miras el reloj para que llegue las cinco de la tarde. O tal vez, “amas tu iglesia”, pero no eres capaz de levantarte temprano el domingo y llegar a tiempo al servicio, o cuando tu Pastor te pide que ayudes con algo miras el reloj y te acuerdas que en este momento tienes tanto que hacer que no tienes tiempo para ayudar. O tal vez te dices a ti mismo, “yo me amo”, pero sigues comiendo la misma comida chatarra, que sabes muy bien que te hace mal, y al final del día no sales a caminar por que, en ese momento, prefieres sentarte y ver televisión y todo toma prioridad por encima de tu salud.
El amor no es una emoción, sino más bien una decisión, que viene acompañada con una acción. Tú decides amar a algo o a alguien, y ese amor que dices que le tienes tiene que venir acompañado con una acción para que tu corazón pueda recoger los frutos de esta decisión. El verdadero amor de demuestra a través de nuestras acciones. Mateo 7:16 nos enseña que: “…por sus frutos los conoceréis”, note que no dice por sus palabras los conoceréis. O Mateo 25:21, “…el Señor le dijo: bien hecho siervo fiel”, note que el Señor no le dijo bien dicho siervo fiel.
La Biblia también está llena de ejemplos de hombres y mujeres que amaron algo o alguien y por consecuencia tomaron decisiones para demostrar su amor. Comenzando por nuestro Padre Celestial, Dios. Dios nos amó tanto, que dio a su hijo unigénito para morir por ti por mí. Su amor por su creación fue tanto que hizo un sacrificio, sacrifico a su hijo por nosotros para que tu y yo tengamos vida eterna. También podemos ver como la reina Ester amo tanto a su pueblo, que se presento ante el rey e intercedió por su pueblo, aun cuando ella corría el riesgo de morir.
Entonces querido hermano o hermana que lees, ponga acción detrás de sus palabras. Ama a tu pareja, con todo tu corazón, y demuéstrale ese amor con acciones, no tienes que comprar regalos costosos o bajarle la luna, o poner el nombre de tu amado a una estrella en el cielo, si lo puedes hacer, bienvenido sea, pero el punto es que tomes de tu tiempo y se lo dediques a tu pareja, para que el o ella no solamente escuchen cuando lo amas, sino que lo vea y lo sienta.
Cuando vayas a trabajar, ama lo que haces, y demuéstralo llegando temprano, y dale el ciento por uno a tu trabajo, no mirando el reloj cada rato, si no mas bien poniendo de tu esfuerzo para desempeñar tu trabajo con lo mejor de tus habilidades. Cuando vayas a tu iglesia, ofrécete para ayudar en lo que se necesite, cosa que tu Pastor te conozca por nombre y apellido y sepa que se puede contar contigo. Ama a tu cuerpo, y aliméntalo comiendo comida saludable. Al final del día, no agarres el elevador, tomas las escaleras, y poco a poco veras como podrás ver con tus propios ojos el fruto de tus acciones.
Ana Agila